Durante el segundo Encuentro de Territorio, Patrimonio y Cultura, contamos con la presencia de Luis Ariel Martínez, el gestor de la película Vía Crucis.
26 de agosto de 2019
Por: Ana Mercedes Yalanda y Estefanía Ledezma / Estudiantes de Comunicación Social y Periodismo Unicomfacauca
Durante el segundo Encuentro de Territorio, Patrimonio y Cultura, contamos con la presencia de Luis Ariel Martínez, quien más que el productor, se considera el gestor de la película Vía Crucis.
Este filme fue grabado en uno de los territorios más golpeados por el conflicto que ha atravesado nuestro país: Timbío. Un municipio ubicado en el departamento del Cauca situado a 13 kilómetros de Popayán, donde sus habitantes conocen de primera mano las dificultades de acceder a muchas cosas, entre ellas, el cine.
Convirtiendo esta necesidad en oportunidad y con mucho esfuerzo por parte de todos los realizadores de esta película, lograron cooperar y crear “Vía Crucis” una muestra clara de la fascinación y amor a este arte.
“Mi idea era establecer o por lo menos proponer un modelo de producción cinematográfica, al que denominé muy atrevidamente con nuestros ancestros, Cine Minga, en ese sentido es tratar de rescatar un poco de la experiencia que se vivió en el rodaje y todo el proceso de lo que implicó hacer un largometraje en este país y en esta región”, comentó el productor quien además es timbiano y tiene una amplia formación teatral.
Luis Ariel Martínez estudió en la Universidad del Valle y aunque está radicado en la ciudad de Cali, mantiene y fortalece el vínculo con su tierra, teniendo la oportunidad de realizar este sueño desde su lugar de origen y con apoyo de la Alcaldía de Timbío.
Lograron hacer, más con amor que con dinero, una producción en la que todos aportaron algo, en la que nadie en esta localidad de casi 200.000 personas dejó de colaborar. Al iniciar el proyecto, como en muchas producciones, la tensión estaba sobre la financiación, pero ellos no vieron en esto una dificultad sino una motivación para poder mostrar el talento de este municipio y lograr demostrar que cuando se quiere, se puede pese a cualquier adversidad que se presente.
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“El filme narra la historia de una pareja que, en pleno Viernes Santo, buscan alivio para la enfermedad de su hija. Por ello, la madre apela a la religiosidad de sus vecinos para convocar a todo el pueblo para escenificar un viacrucis, mientras que el padre decide inclinarse por la política.”
Nuestro invitado rescató la esencia de esta producción, donde expuso que el “cine minga se constituye como un modelo de producción cinematográfica que pretende materializar el sueño de hacer cine de alta calidad con comunidad en lugares apartados de nuestra variada geografía, haciendo posible el cine que queremos, el cine que soñamos”.
Esta práctica ancestral es “en sí misma una práctica de vida” y apunta a resignificar a las comunidades desde sus vivencias. El resultado de Via Crucis es para la gente, no es especializada para cineastas y estará participando en varios encuentros como “Cine en mi barrio”, de la ciudad de Popayán.