La Secretaría de Educación de Popayán en cabeza de la Dra. Leyla Alexandra Muñoz Cedeño y el Dr. Daniel Garcés Aragón Rector de la Institución Educativa Alférez Real, organizaron el 1er Concurso Municipal de Poesía “Popayán Cuna de Poetas 2022”, el cual estuvo abierto a todos los docentes y administrativos del magisterio desde el 16 de septiembre hasta el 20 de octubre del presente año.
La premiación se llevó a cabo en el Auditorio del Banco de la República, donde los jurados otorgaron el segundo lugar a nuestro docente del programa de Comunicación Social y Periodismo y de la Institución Educativa Francisco Antonio de Ulloa del área de Español y Literatura, Diego Román, por la calidad en sus imágenes y altiva escritura en su poesía. El premio fueron $2.000.000, certificado y publicación en el libro “Antología poética Popayán Cuna de Poetas 2022”.
El poeta, escritor y talento Unicomfacauca, Diego Román, es miembro de la Asociación Caucana de Escritores, Coordinador del Club de Lectura Matilde Espinosa y Club de Cine Alejandra Borrero de nuestra Universidad; obtuvo el reconocimiento especial por el Honorable Concejo Municipal de la ciudad de Popayán en el 2019, por sus aportes literarios y gestión cultural; ha publicado libros de poesía como: “Del Triángulo a la Noche”, “Poemas Uránicos”, “We Humans: An Anthology of Poetry Subud”, y “El Rezo que Anochece”; ha participado en recitales internacionales en Alemania, Cuba, México, Argentina, Ecuador, Venezuela, España, Indonesia, entre otros países; se desempeñó como docente investigador de la Maestría en Educación desde la diversidad de la Universidad de Manizales, y como Instructor del Plan Nacional de Lectura de Jornada Escolar Complementaria de Comfacauca en convenio con el Ministerio de Cultura; Actualmente es el Director Académico y Cultural de Popayán Ciudad Libro.
A continuación, compartiremos los tres poemas con los cuales participó en el 1er Concurso Municipal de Poesía “Popayán Cuna de Poetas 2022”:
La Danza de las siete piedras
Aquí estoy,
meciendo las raíces
de aquello que no tiene rostro,
La danza de las siete piedras
que en silencio
llaman la Noche.
¡Eso que se hunde! ¡Nuestros latidos!
Una lágrima que cae
y hace temblar las montañas,
donde se abren caminos
alrededor del fuego y la Mandrágora.
Esa inaudible herida
que derraman los ángeles.
Del asombro de un suplicante amanecer.
Aquí estoy,
Es el sentido de salvar aquello
que jamás podrá ser nuestro…
Una melodía quedó en mí
No voy a volver,
soy un cuerpo
creado de una lágrima,
La máscara
que hila los abismos,
Lo irreconocible, lo inaudible…
Algo nos queda,
solamente ese gran vacío
que es el espejo,
que se ve y se arrepiente
que se ve y huye.
Ya no hay camino,
Una melodía quedó en mí
un violín que nunca se pudo tocar.
Es necesaria una noche
donde no se desee volver…
Lo que nos fue dado
Tejíamos las miradas
como aquellos que piden
poder ver a Dios.
Deseo intentarlo,
sin sonidos, ni labios,
No es necesario llegar,
solo contemplar.
Algo, algo me abraza
y mis ojos no lo ven,
Quizá en mí sintió
ese Rezo que anochece,
esa imagen,
esa fuerza,
esa Luz que todos creen…
¡Música, es hora de callar internamente!
¿No escuchas, acaso,
lo que nos fue dado
y se ha perdido?
Aquello que nos fue dado
y se ha perdido.